Siempre hay un momento y un tiempo para todo, siempre hay algo que comienza aunque sea de manera imperceptible o inconciente a través de un detonante, que puede ser una persona, una fiesta, una flor… En mi caso, el comienzo de mi acercamiento al mundo de las piedras fue casi sin darme cuenta, y el tomar conciencia de querer investigar y sentirme atraída hacia él… fue a través de un libro. Como ya dije al describir el blog, todo empezó como una atracción turística, encontrar y adquirir piedras que me llamaran la atención por alguna razón difícil de explicar; hasta que un día…en una feria de artesanos para una Semana Santa en mi ciudad por adopción, aparecieron en mi vida dos mujeres mayores que tenían unas hermosas piedras para vender; comenzamos a conversar y entre palabra y palabra se quedaron conmigo dos hermosos jaspes, piedras obtenidas a la vera del Río Uruguay según me explicaron y... eso fue lo que atrapó poderosamente mi atención. Hasta ese momento veía el lugar de origen de ese tipo de piedras tan lejos de mí, que comencé a indagar más y me encontré con la sorpresa de que una de ellas se dedicaba a trabajar con ellas, realizando todo el proceso denominado lapidación, y que se desprendía de cada una con mucho dolor. Ahora, a la distancia, y después de vivenciar lo que significa establecer con cada piedra un vínculo particular, imagino que tal vez por eso conversaba tanto con las personas que las llevaban, tratando seguramente de saber al menos cuál sería el destino de cada “hija” que se iba de su lado para siempre.
Pasaron los días y llegó la feria de artesanos del año siguiente y…por lógica busqué con ansias este stand, y allí estaban las dos mujeres con renovado stock y también con un conocimiento más fluido entre nosotras. De pronto una de ellas se agacha, busca entre sus cosas y me ofrece un libro… “El mundo de las piedras preciosas” del Dr Juan Grau. “Tome me dijo, léalo y al final de la feria (dentro de dos semanas) me lo alcanza” y ese fue… el momento del verdadero comienzo de mi relación tan particular y especial con las piedras. Por primera vez tenía en mis manos un libro científico, un libro de gemología y mineralogía, un libro que me iba a permitir comenzar a aprender con seriedad sobre las piedras. Devoré ese libro y tomé las notas que consideré más relevantes en base a mi poca experiencia y escasos conocimientos y tal como habíamos quedado, lo devolví en el tiempo indicado. Esta vez llegaron a mi vida otro jaspe, un ágata marrón con una pequeña geoda y un profundo interés e intriga por conocer más y más; un párrafo en la introducción del libro me había impactado, el Dr Grau escribió: “… después de tanto recorrer, fui aprendiendo que las piedras también tienen una mística, un espíritu diría yo, que va más allá de su materia…” y ese fue el detonante para mí, saber para conocer, conocer para deleitarme, pero fundamentalmente, ahora lo veo y me sorprende, ese fue el mensaje que inconcientemente se grabó a fuego en mi mente y que luego, sin saberlo, trasladé a mis sentimientos, esos que afloran cuando “esa piedra…” llega a mis manos y ese “espíritu motor…” los moviliza.
En esa aproximación al tema y en el afán de tomar notas, poco leí sobre el autor, tan es así que consideré que se trataba de un geólogo, gemólogo… y cuan grande fue mi sorpresa cuando al entrar en Internet y leer su biografía, de esto no hace mucho tiempo, me enteré de que se trataba de un médico chileno. Y entonces mi admiración creció al saber de su vida, de su trabajo y de sus escritos, tal vez por eso cuando me decidí a comenzar a escribir sobre mi experiencia con las piedras en este humilde blog, una idea comenzó a rondar por mi cabeza: comunicarme con él para expresarle mi agradecimiento por haber influido, impulsándome sin saberlo, a deleitarme con el descubrimiento día a día de un mundo fascinante y en el cual estoy cada vez más atrapada porque están comprometidos mis sentimientos en esta aventura; y también para pedirle si me permitiría transcribir en mi blog esa hermosa poesía de su autoría que figura en el epílogo de su libro y con la cual me siento tan identificada y a la que puso un título que ya lo dice todo “Piedra viva”. Si esto no puede ser no importa, con sólo mencionarla sé que los que tengan esta misma pasión tratarán de ubicarla y llegar a ella y seguramente, se deleitarán con su mensaje y atesorarán de la misma manera en que yo lo he hecho.
Si después de este relato no aparece su poesía es porque no pude comunicarme, pero no dejen de leerla… un consejo que agradecerán, y tal vez empiecen a entender por qué ese espíritu, ese motor…siempre estará rondando las páginas de mi blog, buscando, como siempre, mezclarse entre las letras, las palabras o los signos.
María Adela Pon
Hoy es 27 de abril de 2011 y no puedo ni quiero dejar inconcluso el texto anterior, es por eso que debo realizar el siguiente agregado.
A unos cuantos meses de este escrito y al entrar en las páginas del Dr. Grau con la intención de releer su biografía y tratar de corroborar nuevamente la dirección de su correo, me entero con profundo dolor por qué no había podido comunicarme con él, es que el lunes 27 de Julio de 2009 el pionero del ecologismo en Chile había fallecido a los 92 años de edad. Cuando surgió en mí la idea de escribir sobre las piedras y volver a releer algunas anotaciones de su libro, al buscar información sobre su vida, en las páginas de internet, en ninguna página dedicada a su biografía, obras.... se mencionaba su muerte y seguía apareciendo su correo electrónico, es por eso que me tomé en ese momento el atrevimiento de tratar de comunicarme, lamentablemente… llegué tarde con mi agradecimiento y mi pedido.
No encuentro mejor forma de expresar ese agradecimiento que no pude realizar, que transcribiendo las últimas palabras escritas en el epílogo del libro mencionado, después de la poesía que tanto me impactó, que creo refleja y expresa todo su sentir y explica mi deseo y mi atrevimiento al querer comunicarme con él.
“Con este toque un tanto romántico me despido de ti, gentil lectora o amable lector, que has tenido la benevolencia de leer este libro que no tiene otra intención, ya lo dijimos al comienzo, que transmitir mi irrestricto entusiasmo por las piedras-gemas. Si solamente hubiera conseguido esto ya estaría más que satisfecho y se justificaría el haber publicado este libro.
Este es el momento en que, como autor, callo y espero. Vosotros tenéis, desde este instante la palabra, siempre estaré dispuesto a escucharla y les agradeceré los comentarios malos y buenos. Pero no crean que me despido por mucho tiempo… tan pronto toméis una piedra en vuestras manos y recordéis algo de lo que aquí se enseña, yo estaré en espíritu con vosotros para compartir vuestra duda gemológica o mejor aún participar en la admiración que despiertan las hermosas gemas que, cuando brillan, parece que nos saludan desde la profundidad de los tiempos más remotos”
María Adela Pon